2. GERIATRIA Y GERONTOLOGIA

Las ciencias encargadas del estudio y atención del mayor, son la geriatría y la gerontología.

Definimos la geriatría como la actividad y procesos centrados en la atención sanitaria del mayor. Según la OMS es la rama de la medicina que estudia la patología clínica, tratamiento y reintegración del mayor, en todos los procesos de la enfermedad o ausencia de ella, donde las alteraciones debidas a la edad contribuyan de manera decisiva en su desarrollo.

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La gerontología etimológicamente significa” tratado de la vejez”. La OMS detalla el estudio de esta especialidad, apreciando la gerontología como la ciencia que se ocupa del estudio de los aspectos relacionados con el envejecimiento de la población y sus manifestaciones sociológicas, ambientales, psicológicas y especialmente por su notoriedad, las manifestaciones y repercusiones sanitarias. Sencillamente es el estudio del proceso de envejecimiento, en su vertiente biológica, psicológica y social.

Los fundamentos básicos de la geriatría quedan reflejados en multitud de tratados y manuales. Seleccionando hallamos entre los más importantes y usualmente referidos por los autores:

  • La prevención de discapacidad en ancianos es uno de los pilares de la asistencia en ancianos en todos los ámbitos. Un cuidador de ancianos, que no basase su actuación en el mantenimiento o restablecimiento de la capacidad funcional, previniendo la discapacidad, o ayudando al anciano en la adaptación a la situación de discapacidad recientemente adquirida, sería un mal profesional, atendiendo a lo urgente y las demandas del momento, sin más planteamiento en el cuidado a prestar.
  • Vigilancia y control ante la posible aparición de alteraciones de la conducta, y sobre todo especial dedicación en la detección de una enfermedad, de mortíferas consecuencias en la funcionalidad del mayor, como la depresión.
  • Buscar detrás de lo evidente, ya que en ancianos los procesos larvados, permanecen ocultos durante tiempo, provocando una severa afectación, si no se diagnostica precozmente.
  • Realizar educación y enseñanza en autocuidados, nos permitirá mejor control y seguimiento de las enfermedades, además de un aumento notable de la independencia del anciano.
  • No descartar enfermedades ni afirmarlas con seguridad sin un estudio exhaustivo y una valoración integral. Recordar la presencia atípica de enfermedades en ancianos, dificultando enormemente un diagnóstico certero.
  • La valoración en geriatría siempre cumplirá con el requisito de la multifactorialidad, es decir, los problemas del anciano se plantearán en su análisis de forma global y con influencia de diversos factores.
  • El trabajo en geriatría conlleva una estructuración y organización de los profesionales alrededor de un equipo multidisciplinario de atención, con distintos profesionales que darán así, una respuesta adecuada y completa ante los problemas.
  • Realizar una diferenciación clara en los tratamientos a aplicar, valorando con racionalidad y sentido común los condicionantes que rodean a la enfermedad.

Con esto conseguiremos aumentar la satisfacción y adherencia del anciano al tratamiento, eligiendo los tratamientos más adecuados.

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  • A efectos prácticos en geriatría, consideramos la prevención como la mejor arma en la atención al anciano y en el aumento de la calidad de vida.
  • La rehabilitación en geriatría, se sobredimensiona ante la posibilidad real de complicaciones derivadas de enfermedades. Su importancia es tal, que en algunos casos será el tratamiento fundamental (evitando incapacidad funcional)
  • En geriatría, es tan importante el mayor como los apoyos en el ámbito social y sobre todo familia, con los que cuenta.
  • La geriatría siempre promoverá la independencia, valorando consecuentemente la repercusión de ciertos procedimientos diagnósticos y terapéuticos, a menudo innecesarios, pero habituales en la práctica clínica.

En definitiva, lo que queremos lograr como un objetivo general es una atención integral al anciano, entendiendo este concepto, como una atención desde el ámbito funcional, psicológico y social del anciano.

 

2.1.       Clasificación de las edades

 

La cuestión de la edad es siempre controvertida ante la dificultad para conseguir una definición que abarque todas las posibles interpretaciones del término. Por ello es necesario aproximarse al tema desde un prisma más acorde con la bilogía determinando estos tipos de edades.

 

  • Edad cronológica: Números de años transcurridos desde que nacemos. Nos se es anciano de un día para otro. Se envejece progresivamente. El grupo de ancianos se caracteriza por englobar un amplio abanico de edades. Pietro de Incola hace la siguiente clasificación:

 

  • 45-60 años: edad critica o presenil
  • 60-72: senectud gradual
  • 72-90 años: vejez declarada
  • Mas de 90 años: grandes viejos

 

  • Edad fisiológica: Estado de funcionamiento orgánico.

Es el que determina en los individuos su edad biológica y por tanto el grado de funcionalidad y de deterioro de sus órganos y tejidos. No todos los órganos envejecen al mismo tiempo. El hecho de envejecer hace que tengamos más probabilidad de enfermar.

  • Edad psíquica: Los efectos psicológicos que el paso de los años representa para los ancianos.
  • Edad social: Establece y designa el rol individual que se debe desempeñar en la sociedad, en que cada individuo se desenvuelve. Esta forma de clasificar puede considerarse discriminatoria, ya que no tiene en cuenta las aptitudes y actitudes personales frente a la resolución de las actividades de la vida cotidiana y solo está marcada por el cese de la actividad laboral.

Es oportuno considerar la vejez como un grupo en el que la edad y la experiencia acentúan las diferencias.

 

2.2.       Tipología de ancianos

  • Anciano sano: Aquel que se mantiene en equilibrio inestable, pero que es capaz de adaptar su funcionamiento a las propias posibilidades reales de rendimiento. No presentan enfermedad ni alteración funcional, mental o social alguna.

 

  • Anciano frágil o de alto riesgo: Persona mayor que por determinadas características o condiciones físicas, mentales o sociales, presenta una disminución en su funcionalidad y reserva fisiológica que conlleva una mayor probabilidad de presentar un deterioro progresivo, con mayor pérdida de función, y de padecer eventos adversos de salud.

La fragilidad en las personas adultas mayores se considera como la predisposición al desarrollo de discapacidades, entre ellas se encuentran

 

  • Edad superior a los 80 años
  • Vivir solo
  • Viudez reciente (menos de un año)
  • Reciente cambio de domicilio
  • Alteración crónica que condiciona incapacidad funcional: Infarto de miocardio, Epoc, hipoacusia…
  • Toma de más de 3 fármacos
  • Prescripción en el último mes de: antihipertensivos, antidiabéticos y psicofármacos.
  • Ingreso hospitalario en los últimos 12 meses.
  • Necesita atención médica o de enfermería en el domicilio al menos una vez al mes.
  • Incapacidad funcional por otras causas.
  • Incapacidad para utilizar: teléfono, transporte público, dinero o medicamentos.
  • Deterioro cognitivo
  • Depresión
  • Situación económica precaria o ingresos insuficientes.

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  • Anciano enfermo: Persona con patología aguda o crónica, variable en su gravedad que no suele ser invalidante y no cumple los criterios del paciente geriátrico.

  

  • Paciente geriátrico: Es aquel que cumple con al menos tres de los siguientes requisitos.
  • Edad superior a los 75 años.
  • Presenta pluripatología
  • El proceso o enfermedad principal tiene carácter incapacitante crónico
  • Existe enfermedad mental acompañante o predominante
  • Hay problemas sociales en relación con su estado de salud.